martes, 28 de diciembre de 2010

Humildes y griegos

Artur Mas ya es President de la Generalitat y esta noche TV3 ya esta pasando el primer reportaje llamado “Candidat Mas, President Mas” y que tras unos minutos de visionado ya da idea del derrotero que va a tomar, aunque soy de los que piensa que nunca lo abandonó, la cadena televisiva catalana. Pero además hoy el discurso de Mas nos ha dejado alguna perla que también indica por donde van a ir. La primera la necesidad de describirse a sí mismo como humilde servidor, una virtud cristiana de la que Nietzsche decía que era expresión del resentimiento moral de los débiles, un ideal peligroso y calumnioso para ocultar el miedo mezquino de afrontar la vida con decisión y fuerza. Y la historia enseña mucho y de líderes que el día de su investidura se muestran humildes, con la mano tendida, afables, reconociendo los méritos del adversario, hay muchos y estupendos ejemplos (aprovecho para recomendar la lectura de “Más allá de bien y del mal” de Nietzsche donde explica esta situación y habla de todos estos “buenos”) Sin ir más lejos y sin querer establecer agravios comparativos recuerdo al que hablaba catalán en la intimidad hasta que tuvo la sartén por el mango y dejó de hablarlo.
Otra cosa que ha dicho ha sido que no era un salvador si no un constructor, lo cual significa que reconoce implícitamente que hay quien le considera lo primero, Además significa que implícitamente, y aunque de manera humilde niegue la condición, reconoce que Cataluña ha de ser salvada, evidentemente por la nefasta gestión anterior. Se dice constructor, hasta ahora todos estos sobrenombres se ponían a toro pasado cuando se ha hecho algo. Él ya se autodenomina y si hacemos caso al libro de cabecera de todos sus partidarios “La máscara del rey Artur” no queda más remedio que afirmar que hemos asistido a la coronación de Artur “el constructor”.
Y Mas llega aquí gracias a la abstención del PSC en la segunda votación tras firma de un compromiso de cinco puntos. Ambas partes se han apresurado a decir que no se trata de la sociovergencia, aunque al resto de grupos, incluido el descolocado PP, les suena que sí. Tanto Artur Mas como Joaquim Nadal han dicho que no es un pacto de legislatura y que el primero no tiene mayoría absoluta y el segundo que hará oposición. Se me dirá que en lo firmado hay un reconocimiento implícito a la gran labor del tripartito, incluso que hemos hecho que Mas se vuelva socialdemócrata. Pero ¿Se va a desdecir Mas de lo dicho en el discurso de investidura sobre la sanidad, educación o servicios sociales? ¿Va a dejar de aplicar su programa económico neoliberal que tenía embelesada a Sánchez Camacho hasta que comenzó a hablar de derecho a decidir? ¿Qué pasa con la presentación de Barcelona como la capital de referencia de la transgresión ahondando en lo que parece será el nuevo tema recurrente del alcaldable Trías, la seguridad? ¿Qué pasa con el resto de CiU como Oriol Pujol, hijo de Jordi Pujol, minutos antes de firmarse el pacto decía que el PSC no era de fiar y haciendo referencia con sorna a los siete años anteriores?
Y hoy la última sorpresa, Ferran Mascarell conseller de cultura. El humilde Artur con mano extendida y buenas palabras hurgando en las entrañas del enemigo al cual le ha sacado una investidura y ahora un conseller ¿Qué será lo próximo? Escribió el viejo Homero “No te fíes de los griegos ni cuando traen regalos”. Seguro que hay análisis que demostrarán la bondad de haber facilitado la investidura, incluso alguno justificará como alta política la aceptación del cargo por parte del señor Mascarell. Pero yo, pobre mortal, incluso humilde, como diría Artur, sigo haciendo caso de los clásicos. Y como los admiro mucho, para terminar, un par de frases de romanos que de estas situaciones sabían mucho, “Roma no paga a traidores” y una de Julio César que decía que admiraba la traición y despreciaba al traidor.