Los asesinos de la política

Vivimos tiempos difíciles para la política. O lo que es lo mismo, vivimos tiempos difíciles para los que la política es el instrumento fundamental para cambiar la sociedad. Es comentario común hoy en día aborrecer de la política y los políticos. Hasta cierto punto comprensible en momentos duros en los que vivimos actualmente. La crisis que, más allá de su manifestación actual, es un momento de cambio en su acepción general.En los primeros momentos todo el mundo estaba de acuerdo en que había que cambiar el rumbo y refundar el capitalismo estableciendo mecanismos políticos de control. La "lógica" del liberalismo "neocon" nos había llevado a un callejón sin salida. Pero las recetas no fueron novedosas y las medidas tomadas claros movimientos de la ortdoxia neoliberal.Y, la primera víctima, la política.La derecha se lanza implacable sobre ella, sus medios de comunicación, por no decir todos los medios, la despedazan sin piedad. Han conseguido que política sea sinónimo de corrupción, lo público sinónimo de inefectividad, funcionario de vago y político, lo peor imaginable. La crisis ampara un ataque que, por casualidad o no, ha puesto en bandeja a la derecha su objetivo más preciado: la desparación de la política y, con ella, la izquierda. Ríos de tinta y comentarios de todo tipo se vierten sin recato ni contraste sobre cualquier acción de la política, todo está bajo sospecha,inmediatamente se pone en entredicho y, a través de la red, decenas de blogueros entrenados comentan las noticias sin obviar los insultos que mayoritariamente van en una dirección, hacia la izquierda. Titulares en los que se se insinúan delitos para luego explicar en la letra pequeña lo suficiente para no ser denunciados por calumnias, insultos en teelevisión y radio como nunca se han oido, resurrección de icnos extremoderechistas... La corrupción no le importa a la derecha, hunde a la izquierda. A PP y CiU temas como Gurtel o Millet le son propios y no parecen afectarles en absoluto en cambio sus medios no tiene ningún inconveniente en emponzoñar a personas honorables. La gran mayoría de políticos son ya héroes y heroina por seguir creyendo y trabajando en la política como transformadora del mundo, creyendo en lo público porque es la única forma de garantizar la igualdad, creyendo en la solidaridad, la justicia social, palabras que el otro día la líder del PP catalán calificó de lenguaje decimonónico, la misma que considera a un inmigrante un delincuente y un peligro por ir al médico. La ideología neocon es muy poderosa y en este momento hegemónica, los buenos terminarán por no acercarse a la política que transformándola en un barrizal en el que acabarán todos los mediocres, al fin y al cabo el estado ha de desaparecer salvo para mantener el orden.
No sé si esto acabará así. Hoy los políticos de izquierda son motivo de pim pam pum e insulto sin recato. Pero cuidado, Willy Brandt dijo una vez que la principal característica del socialismo es que cuando parece a punto de desaparecer y sus enterradores cantan victoria resurge con fuerza y vitalidad. No esperemos más, ha llegado la hora de resurgir. La batalla perdida es la que no se entabla, dijo Marx, y aunque los próximos ciclos electorales parecen batallas perdidas en Cataluña, Barcelona y España la historia está llena de resonantes triunfos que no lo fueron porque ganaron los previstos sino porque lo hicieron aquellos a los que se daba por muertos.