domingo, 15 de agosto de 2010

Una introducción necesaria

No soplan buenos tiempos para la izquierda. En algún sitio he visto una viñeta en la que un personaje dice “Fracasa el capitalismo y se hunde la izquierda, incomprensible”. Ciertamente incomprensible pero no si se contempla de forma general. Una Unión Europea con mayoría conservadora que espera la salida de la crisis para volver a las andadas y una situación en España que sería para analizar largo y tendido y, de hecho, en este blog espero que tengamos tiempo y espacio para ello. Lo que está claro es que son tiempos de desánimo ya que las encuestas auguran un triunfo de la derecha tanto en España como en Cataluña incluida Barcelona, la ciudad con alcalde socialista más importante de España. El PP i CiU esperan ansiosos el momento de las elecciones en que la democracia dicte el nuevo ciclo político. Sin embargo es una espera torticera sustentada por el poder que poseen sobre todo en los medios de comunicación.
La influencia de los medios es tremenda ya que la gente opina lo que ellos quieren, si no como se entiende que encabece las encuestas un partido con casos de corrupción galopantes, que se dedica a poner trabas a cualquier medida del gobierno aún a costa de mandar al país a la ruina económica, que pone en duda las instituciones del estado con tal de salvar a los suyos y, en fin, con un líder que en tiempos de Aznar paso por un sinfín de ministerios sin que sepamos aún que hizo. Eso sí, del “Prestige” salían unos hilillos de plastilina. ¿Y CiU? Quizás la situación es más sangrante. Los tiempos de pujolismo, 23 años, fueron de parálisis. En siete, el tripartito encabezado por el PSC ha hecho más obra social e infraestructuras, por mencionar sólo dos cosas, que los gobiernos convergentes. Se aliaron con Aznar, sacrificaron el estatut a mayor gloria de mantenerse como fuera en el poder, hicieron clientelismo y encima salta el caso Millet y, haciendo como su partido hermano, miran para otro lado hasta que escampe. Una financiación que llega hasta Barcelona y las campañas para hacerse con la alcaldía. Los que durante 23 años no hicieron nada por esta ciudad salvo castigarla, y no digamos ya si hablamos de los distritos que siempre han votado socialista especialmente despreciados por los de Convergencia y los de Unió achacándoles la culpa de no poder hacerse con la ciudad, producto, está claro, de ser barrios donde vive mayoría emigrante, gente venida del resto de estado.
¿Cómo es posible que esta gente pueda ganar unas elecciones en una sociedad que se declara mayoritariamente de izquierdas? ¿Cómo pueden ganar si es incomparable la obra de gobierno de la izquierda con la suya?
Hay que dar la batalla, muchas cosas están en contra pero no podemos permitir volver a caer en manos de la parálisis y el interés egoísta que representa la derecha. Y que el día después de las elecciones no tengamos que pensar que no hicimos todo lo que estuvo en nuestra mano para evitar el retorno de los que consideran que el poder les corresponde por obligación y que entierran la política porque realmente ¿para qué les sirve una herramienta para cambiar la sociedad cuando ellos ya tiene todo lo que quieren?

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